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Sekitsui

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CAPÍTULO TRES
Una extraña flor

Las mujeres son como las flores, todas sin excepción poseen una belleza única y, a simple vista, parecen muy frágiles, pero pueden resistir tormentas. No posean un cuerpo fuerte como el de un hombre, pero son muy resistentes. A pesar de que caigan se vuelven a levantar, aunque les duela aguantarán, por muy complicado que sea el camino ellas llegarán al final, aún si es con una pierna menos. Eso es lo que mi padre decía siempre. Mi madre no podía levantarse de la cama y nunca me dejaron tocar su mano. Estaba infectada, su cuerpo se iba deteriorando cada vez más y ni los mejores médicos pudieron siquiera ralentizar el proceso. Ella jamás me había visto desde el parto.

Yo nunca creí en las palabras de mi padre. Para mi, las mujeres son seres de débil espíritu. La primera vez que me dejaron ver a Madre, ella ni siquiera giró su cabeza para mirarme.


**********

Alguien está gritando en mi oreja. Al principio, las voces suenan lejanas, como si formaran parte de un sueño, pero me doy cuenta de que son bien reales en cuanto me doy un cabezazo contra el suelo. Rápidamente me levanto del suelo. Las dos ''encantadoras'' gemelas me han empujado fuera de la cama.

-¡¡A trabajar!!-gritan al unisono.
-Ya voy, ya voy-les contesto medio enojado.
-Aquí no damos de comer a los vagos-se apresura a decir una.
-Te tienes que ganar la comida con el sudor del esfuerzo-reitera la otra.
-¡¡¡Dejadme en paz de una maldita vez!!!-pierdo la paciencia.

Acabo por echarlas de un empujón. No debería tratar así a las hijas del jefe y las hermanas de mi amigo, pero cada quien tiene su límite y, después de casi un año viviendo aquí, he acabado por gritarles cada mañana. Bajo la escalera tambaleándome del sueño. Abro despacio la puerta y rezo para que la cocinera no me vea llegar tarde, una sarten podría acabar golpeando mi cabeza. Al final me regañan e ''idiota'' es la palabra que más utiliza para su discurso moral.

Cada día paso las horas trabajando aquí, esperando a que ella venga. La mayoría de las veces en que aparece tan solo fuerza una sonrisa en forma de disculpa. Otras, me da ánimos para seguir manteniendo la esperanza, pero estoy empezando a pensar que incluso ella se ha dado por vencida. Rita es la única persona aparte del jefe que me está ayudando. Mi padre fue asesinado dos meses antes de que la familia de mi mejor amigo me acogiese en esta posada. Después de eso, el mismo asesino puso precio a mi cabeza. Desde entonces no he podido salir de este edificio para cobrar la herencia y enfrentarme a ese imbécil que está intentando arrebatar el negocio a mi difunto padre. Sigo esperando pistas o información con las que pueda demostrar su culpabilidad.

Cerca del mediodía, empiezo a oír gritos provenientes de la entrada.

-¡¡Ya te he dicho que no necesitamos más trabajadores!!-grita el jefe enfadado.
-Espe... Espera... Yo... Ay...

Al parecer acaba de echar a alguien. Por la voz puedo asegurar que es una chica. El dueño tiene un sexto sentido para reconocer las personas problemáticas, seguramente las intenciones de esa joven no eran muy buenas, probablemente era una ladrona. Minutos después, la campana de la entrada vuelve a sonar, no tardo ni medio segundo en reconocer la voz de Rita. Esta vez no viene sola, hay otra persona con ella, la delincuente de hace un momento. Son guiadas hacia nuestra mejor habitación, una sala que utilizamos para ocasiones especiales. Pasa una hora hasta que sale una, mi benefactora. Se acerca al dueño y empiezan a hablar mientras yo sigo limpiando las mesas del comedor, varias veces señala al cuarto donde permanece su acompañante, que aún está sentada en la mesa esperando. Al final me pide que me acerque con un gesto. Su cara muestra una sonrisa reconfortante, pero no es forzada. Al ver esta expresión, una pequeña llama se enciende y mis pies se vuelven más ligeros, avanzo a paso rápido. Hoy por fin habrán buenas noticias.

-Conseguí información-dice Rita satisfecha.
-¿Pistas?-pregunta el jefe.
-Sí. Sé el paradero del asesino al que contrataron. Si pudiéramos capturarle y obligarlo a confesar, solo nos bastaría con eso para derrocar a ese imbécil.
-¿Como se supone que podemos hacerlo?-dije.
-Desgraciadamente, ese hombre ya se ha hecho con tu herencia, te han dado por muerto después de haber desaparecido tanto tiempo. Ahora tiene más medios que antes y nos resultará más complicado que antes. Ese tipo sabe que no has muerto, no estará contento hasta asegurarse de que el último descendiente está enterrado. Tampoco creo que el asesino hable, eso significaría jugarse la vida.

Bajo mi mirada y aprieto el puño, ese idiota se saldrá con la suya.

-Pero...-dijo repentinamente- Conozco al guardaespaldas perfecto, alguien que te acompañará en tu viaje.Es muy fuerte, además, conoce las mejores rutas. Si se trata de ella, tienes el éxito asegurado.

¿Ella? Obviamente asumo que lo he entendido mal, pero mis miedos se realizan cuando Rita aparece de nuevo junto con su acompañante, una joven de lo más extraña.

**********
Esto va de mal en peor. Ayer me dijeron que mis posibilidades de seguir viviendo se estaban agotando, hoy tengo que ser protegido por una mujer o, mejor dicho, niña. Seguramente es menor que yo, como mucho tendrá unos dieciséis años. Aunque la haya elegido Rita no confío en ella, la intuición del dueño nunca falla. Por la noche escondí el revolver en la bolsa, cuando llegue el momento me veré obligado a cuidar de mi mismo.

Estamos sentados en los caballos, ella va por delante para asegurarse de que seguimos bien el camino. Nuestro destino está bastante lejos, por lo que tardaremos mínimo tres días en llegar. Desde atrás, la miro fijamente, realmente parece una ladrona. Lleva una capa de color marrón que le llega hasta las rodilla, está muy desgastada y vieja. Cubre su cara con la capucha, solo una trenza se asoma fuera de esta. A pesar de que se cubre tanto la cara, lleva un atuendo demasiado llamativo, va vestida con unos pantalones de hombre atados con un cinturón muy grueso, calza unas botas negras que, a simple vista, también diría que no fueron hechas para su género. Esas ropas no me molestan, pero te hacen pensar en ella como un hombre al que le tocó el cuerpo equivocado. Lo que me pone nervioso es su top, no llega a cubrirle ni siquiera el ombligo. Si va por el mundo enseñando carne, tarde o temprano nos encontraremos con los problemas de frente.

-Oye, ¿no podrías taparte un poco más?-le digo.
-No-contesta sin vacilar.
-¿No te avergüenza ir enseñando tanta carne?
-No veo porque tendría que avergonzarme mi ropa.
-Eres una mujer, deberías cuidar un poco más tus apariencias.
-Si claro, ¿te crees que estoy aquí para ser tu perro de compañía? Soy tu guardaespaldas, no estoy para este tipo de tonterías.
-No sé como una niña puede protegerme-le contesto enfadado.
-Piensa lo que quieras, yo solo estoy aquí porque tu jefe me prometió una cama y comida a cambio de ayudarte.
-Tranquila, que ya me las apañaré yo mismo para sobrevivir.
-¿Un chico acostumbrado a la buena vida como tú? No me hagas reír. No durarías treinta segundos frente un asesino.
-Pues tener a una cría que carga con una daga que no sirve ni para pelar patatas no me ayudará mucho que digamos.
-Deja de cuestionar mis armas, tu vas por el mundo con un revolver que jamás has utilizado. ¿Te crees que es un juguete fácil de manejar?
-Estoy esperando verte a ti en acción. ¿Te cabe siquiera la empuñadura en tus diminutas manos?
-Que yo sepa solo nos llevamos tres años de diferencia y soy igual de alta que tu.
-Pero sigues siendo una niña a mis ojos. Creo que será más fácil protegerme sin tu ayuda.

En el momento que le hablo sobre defenderme, empieza a reírse. Me da la espalda de nuevo y sigue el camino. Pasan las horas y ni ella ni yo abrimos la boca, es muy desagradable. La noche no tarda en caer y aun estamos lejos del siguiente pueblo, nos vemos obligados a dormir en el bosque. Entre los dos preparamos leña y encendemos un fuego. Comemos algo de carne mientras seguimos en silencio. Empiezo a pensar que fui demasiado borde con ella. Así sin más empecé a quejarme de su aspecto, eso fue muy maleducado por mi parte. Pero, ella también a tenido una actitud bastante mala conmigo, no hay que olvidar que trabaja para mi. Estoy dudando sobre si disculparme o no, pero el orgullo me vence y sigo manteniendo mi silencio. Cuando terminamos de comer, ella se levanta y empieza a remover su bolsa, saca dos cuchillos de esta.

-Sobretodo no te muevas de aquí ni toques nada- me dice de repente.

Solo asiento con la cabeza. Se adentra poco a poco en el bosque hasta desaparecer de mi vista. En el momento en que dejo de oír sus pasos, me apresuro hacia su bolsa. Empiezo a examinar todo lo que esconde en ella. No es muy honorable lo que estoy haciendo, pero me ha sorprendido el hecho de que llevara esos cuchillos. Tendría que haberlo supuesto antes, una mujer que viaja sola por fuerza tendrá más de una sola arma con la que defenderse. Aun así me ha asustado por un momento, cuando me ha dicho que no me moviera me ha lanzado una mirada terrorífica. Mi mano se topa con algo, es peludo. Un escalofrío recorre mi espalda, rápidamente saco mi mano, pero ha empezado a ponerse negra. Noto mi sudor frío corriendo por toda la cara. Aúllo del dolor, mis piernas tiemblan y pierdo el equilibrio. No pasan diez segundos cuando ella regresa corriendo, ha oído mi grito. Sin perder el tiempo se arrodilla a mi lado y me examina el brazo.

-¡¿No te dije que no tocaras nada?!- grita enfadada.
-Lo...sien...lo siento...-me esfuerzo en contestar.

Sin decir una palabra se lanza derecha hacía su bolsa. La coge por la parte de abajo y tira al suelo todo lo que hay en su interior. Es cuando puedo ver lo que me ha provocado este dolor. Es el cadáver de una rata. Sin despistarse ni un momento se apresura a recoger una pequeña botella que contiene un líquido azul. Impregnándolo en sus manos, empieza a fregarlo sobre mi brazo. El color negro empieza a desaparecer de la piel, aunque se queda bastante irritada. Ya no me duele, pero siento un picor en la zona que se ha quedado roja.

-Te pido perdón -dice mientras me limpia el brazo.
-¿Porque tienes una maldita rata bañada en veneno?
-Por si algún ladrón se pasa de listo conmigo, es una medida de prevención. He dejado varias trampas alrededor de donde nos situamos, nos servirán de alarma.
-No debería haber tocado nada.
-Por cierto, ¿porque narices removías mi bolsa si se puede saber?
-Yo solo... No quería...
-Déjalo, no te molestes. Es normal que no confíes en una niñata de dieciséis años que lleva ratas envenenadas, cuchillos y una daga encima-dice con una sonrisa irónica.

Nos quedamos otra vez en silencio. Ella me cubre la zona irritada con las vendas que el dueño me dio en caso de que ocurriera algo así. Ninguno de los dos habla, yo no me atrevo a mirarla a la cara, me siento avergonzado. No sé como pedir disculpas, choco con mi orgullo de nuevo. Por un momento pienso en llamarla, pero me doy cuenta de que ni siquiera sé su nombre. Estaba tan enfadado con el hecho de que me asignaran una mujer como guardaespaldas, que la tomé por un enemigo sin que ella me hubiera hecho nada para merecerlo. Había buscado con tanta insistencia cualquier razón para criticarla, que ni siquiera me había parado a pensar en que la misma Rita fue quien me la había presentado como alguien fuerte. Aprieto mi puño y me trago el orgullo y la vergüenza.

-¿Como te llamas?
-¿Ejem?
-Hemos estado viajando juntos y ni siquiera te he preguntado el nombre. Me he comportado como un imbécil, si no quieres habla...
-Leia-responde sin vacilación- ¿Y el tuyo? No me lo dijeron.
-Neo. Leia es un nombre un poco extraño, nunca lo había oído antes.
-Pues Neo es nombre de perro en la mayoría de lugares que he visitado.
-Que graciosa...

Una vez dicho eso, se gira para recoger el trapo del suelo. Es la primera vez que veo su espalda sin estar cubierta por su capa. La luz que emite el fuego describe detalladamente las sombras de sus cicatrices, algunas más hondas que otras. En este instante me doy cuenta, Leia no es una chica normal y corriente. Es alguien que pone trampas que son peligrosas incluso para ella misma, una persona que nunca baja la guardia, una mujer llena de heridas que duelen con solo mirarlas. En este preciso momento me pregunto ¿qué clase de vida ha estado llevando?
Lo admito, lo de la rata no ha sido mi mejor idea -_-'''
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